Llevar a cabo con éxito un proyecto depende en gran medida de que todos los actores participantes caminen en la misma dirección hacia el objetivo, aunque lleven distinto paso. Para eso se necesita una guía de ruta, un esqueleto básico que sirva como nexo de unión a todos, que ayude a ver la dimensión del proyecto y sirva de índice para ponerse de acuerdo entre todos los profesionales de las distintas disciplinas participantes.
A la hora de diseñar una aplicación, ya sea web, móvil o televisión; es obligatorio tener un mapa del sitio, un esquema con todas las secciones y procesos detallados de la aplicación. Esta es una constumbre básica para los desarrolladores, pero que los diseñadores muchas veces evitan por tiempo y van a piñón. Un error bajo mi punto de vista.
En mi caso siempre parto de un mapa del sitio, si no me lo facilitan, me lo creo yo. Esto hace que vea la dimensión del proyecto de una manera mucho más real, conociendo el número de secciones y de componentes del proyecto; y hasta dónde irá el alcance de mi intervención. Más fácil para crear un presupuesto ajustado a la realidad.
No obstante, no solo repercute en la valoración económica previa, si no que una vez en marcha el proyecto se ajuste a las horas previstas y tengamos más control sobre el desvio de ellas.
Cada equipo, dentro de su disciplina, tomará como referencia cada uno de los elementos reflejados en este índice para comunicarse con el resto. Así, caminando todos en la misma dirección, evitando la dispersión y malos entendidossobre de quién o de qué se está hablando, se consigue un acuerdo unánime entre cliente, diseñadores de UX y UI, diseñadores visuales, maquetadores Front-End y desarrolladores. En definitiva, un proyecto finalizado con éxito dentro de los plazos presupuestados.